Todo ocurrió en un lugar llamado Estraperlo.
Hacía una buena noche, habíamos cenado poco y no era nuestra intención beber... pero nos obligaron. En cuanto mi compañero se alejó de mí unos pasos, yo ya tenía una cerveza en la mano (¡precios populares!). En cuanto menos lo esperábamos, estábamos iendo a por más, invitados por los amigos Motociclones...
Una vez cargado el depósito, empezó la concatenación de detonaciones.
El trío cargado de wattios (tantos que hicieron saltar los plomos en más de una ocasión) que son The Lizards inauguraron la noche con tanta fuerza como el resto de grupos pero casi con la mitad de componentes. La señora Gibson color hueso (pre-cio-sa) no dejó de chillar, y el señorito Rickenbacker junto a la batería nos mantuvo a todos en vilo de principio a fin. Bravo. Se está abriendo la flor a una velocidad vertiginosa y el viernes demostraron que lo tienen bien merecido.
Quizá demasiado punk para los estómagos hipersensibles, The Capaces ofrecieron el toque decadente de la noche, bien repleto de alcohol y desgañite.
Para rematar al personal, Motociclón subió al escenario presentando no oficialmente el nuevo disco que nos han prometido, Costras y Tachuelas. Ya hacía mucho que les tenía ganas y mereció la pena esperar: empezando con algunos temas del nuevo plástico, intercalando algunos de sus hits que golpeaban como puñetazos e invitando al gran Morfi Grei al escenario, nos dieron una vivencia para relatar a los nietos.Mención especial a la colaboración del trapero en la ya mítica Air Guitar y el regalo que nos ofrecieron con nombre de Yonki Palace, canción que se sale de los cuatro clásicos de la Banda Trapera del Río que se suelen versionar. Al escenario también subieron el guitarra y el cantante de Cancerberos, poniendo a prueba la resistencia de las tablas del escenario y multiplicando por dos la fuerza de las canciones.
Gracias a todos (sala, grupos, gente) por el show.
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